Pasó un largo feriado de carnaval. Te juntaste con tus amigos, tu familia. Tal vez sólo te acostaste en una hamaca o te quedaste en casa. Ahora se espera Semana Santa y el aumento del turismo dentro del país. Es más, los últimos cuatro días libres, se recibió con ánimo por el número de turistas que tendrían algunos sitios como Salinas (Ecuador). Las cifras se reflejaron en las frecuencias de los terminales, hospedajes, comidas, bares y en las toneladas de desperdicios en las calles. Algunos pensarán que los desechos “se los llevará el viento”, pues a diario veo cómo desde sus manos dejan caer fundas, botellas o cualquier cosa al suelo. Total, nuestro problema llega hasta … ¿Hasta dónde llega nuestro problema?
Alrededor de 200 toneladas de basura, según una entrevista de diario El Universo con la Municipalidad de Salinas, fueron recolectadas en una ruta que usualmente deposita 60 toneladas de desechos. Si esa basura triplicada no se recoge, estamos sentenciados a los taponamientos en el alcantarillado.
Y desde Guayaquil podemos ver cómo flotan los problemas. La ciudad cerca del mar se inunda cada vez que puede. Las lluvias con tormentas eléctricas han sido intensas en este mes de marzo y hay un descontento general que denuncia acciones en el sanamiento y desague. Una petición que necesita inmediata respuesta, pero ¿qué haces tú para que no colapse el sistema de alcantarillado?
En 33 años podríamos decir que nuestros océanos tendrán más plásticos que peces. Las estadísticas de la ONU se comparten en la campaña #CleanSeas (Mares limpios) desde el pasado 23 de febrero de 2017. Un objetivo que necesita una campaña mundial para gritar la alerta: cambiemos la marea del plástico.
El 90% de toda la basura que flota en los océanos, según la organización, es de material sintético. Un material especialmente utilizado por la industria al crear sus envases. El Programa de Naciones para el Medio Ambiente (Pnuma), ante la evidente contaminación mundial, busca borrar las principales fuentes de basura en los océanos para el 2022. ¿Por cuál comenzar? «Plásticos».
La reducción del plástico y el hábito de su uso, no sólo podría disminuir que toneladas de desechos lleguen al mar, sino unirse a nuevas costumbres de vida (y que el caos no llegue a ser irreversible). Entre las acciones más sencillas para cambiar tus hábitos tienes: Llevar tu termo con bebida -así no compras más botellas de plásticos-; contar con tu propio envase de café; no usar bolsas de plásticos en tus compras y, como lo puedes hacer en los eventos de Mingas por el Mar, limpiar tu playa más cercana.
El otro día, una amiga en Facebook subió una foto de un cartel que decía: “No te pedimos que limpies la playa, solo te pedimos que no la ensucies”. Era un consejo desde Galápagos. Considera que cada vez que compras caramelos, quesos, incluso verduras, pan o huevos, consumes comida que son cubiertos en plásticos hasta que los usas. Luego irá todo a la basura. Y aunque estás en una ciudad a un par de horas de la costa, hay más posibilidades de que todo termine en el océano. ¿Cómo puedes reducir esto?
Foto portada: @Unep