Estamos siendo amenazados por un enemigo común microscópico y este evento nos recuerda que somos una especie sumamente vulnerable.
Está claro que no estamos preparados para una catástrofe sanitaria. Un nuevo brote viral ha puesto a prueba nuestras capacidades políticas, sociales, intelectuales, éticas y físicas por mencionar algunas. Y la desinformación (en pleno auge de la comunicación sin fronteras) ha tenido un rol importante causando pánico colectivo, lo cual hace de catalizador para las amenazas actuales.
Es muy probable que sobrevivamos esta breve batalla contra este enemigo microscópico, sin embargo, esta es una lección para aprender a vivir de una manera más sostenible. Sostenibilidad y crisis sanitarias están totalmente ligadas.
Hoy el mundo entero se lava las manos y toma precauciones sanitarias. Esto nos hace caer en cuenta lo ‘descuidados’ que hemos sido con nuestra higiene. La próxima ‘tendencia’ para que sobreviva nuestra especie podría ser cuidar de los recursos naturales que nos dan sustento.
Podemos aprovechar esta crisis para imaginar un mundo donde todos los gobiernos obliguen a sus ciudadanos a vivir sosteniblemente como asunto de vida o muerte. Si un organismo microscópico nos pone en jaque y paralelamente nos quedáramos sin recursos sería un jaque mate.
La supremacía humana ha sido un concepto errado a través de los siglos. No estamos por encima ni dominamos a nuestra voluntad el sistema natural, somos parte y dependemos de ello, sin embargo el sistema natural no depende de nuestra existencia en lo absoluto. Con esto debemos recordar que otras especies, unas diminutas y otras enormes y resistentes, poblaron la tierra por milenios mucho antes que nosotros y por mucho más tiempo que nosotros y aún así se extinguieron. Qué nos garantiza que nosotros, mamíferos vulnerables de 1.7 metros de estatura promedio, sobrevivamos mucho más tiempo?
Podríamos estar caminando hacia un callejón sin salida en el cual una pandemia vaya reduciendo nuestra capacidad de reproducirnos y de procesar todo aquello de lo que dependemos. El día que los mercados del mundo no produzcan agua potable tendremos que voltear la mirada a los lagos, ríos, drenajes y océanos, y para aquel entonces la huella de la supremacía humana habrá alterado todo recurso natural y vital para nuestra existencia. Jaque mate.
Actuamos de tal manera que apreciamos las cosas aún más cuando ya no las tenemos, y lo más preciado para todas las especies de este planeta, incluidas nosotros, es la libertad. Incluso cuando tenemos tos o gripe añoramos la libertad que teníamos para respirar sin complicaciones.
Debemos tomarnos un tiempo y pensar ahora que estamos parcialmente privados de libertad y no podemos salir y juntarnos, ir a la playa o al mercado, ir al cine o al parque, ir a las montañas o ver el fútbol con amigos, ir a un concierto o ir a visitar a la abuela, y hacer aquello que nos gusta; que por más diversos y distantes que seamos social, política y culturalmente, la vulnerabilidad como especie nos recuerda que estamos hechos de lo mismo y dependemos de los mismos recursos.
Aprovechemos este tiempo para analizar un poco el pasado y entender el por qué del presente, y así salir un poco más preparados al futuro que nos espera cuando volvamos a caminar libremente por la tierra.
Arturo Dejo Espinel
Marzo del 2020